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viernes, enero 15, 2010

Esperándote

Paloma en pared con cuatro ventanitas.

Solo uno a quedado,
buscando destino nuevos,
el resto se ha volado.

Otea al horizonte desde su natural refugio,
husmea una probable señal de regreso,
afincado en la esperanza de su llegada.

Cuanta confianza y gallardía,

envidiándole esas condiciones,
solo se sufrir en soledad,
no concibo su regreso.

Quisiera como el ave sentir
la caricia del viento mensajero
de amorosas nuevas y
empacharme de entusiasmo.

Creer que nada ha pasado,
ni el tiempo, ni la ofensa,
perdonante y perdonado,
vana ilusión mía.

Si pecaste ó si pequé,
ya vieja historia fue,
vuelve al nido del amor,
a vivir se empieza cada día.

jueves, enero 07, 2010

La vida pasa

Persona sentada detras suyo pasa el tren.


Como un torbellino de cosas, hechos y sucesos,
se desplaza la vida, audaz, mezquina e inquieta.
En continuo movimiento cual mar embravecido,
nos sacude, golpea y arrastra a incierto destino.


Como en balsa a la deriva viajamos ,
sueltos o aferrados , valientes o temerosos,
la borrasca marca el camino.
La convicción o el rezo es la disyuntiva.

Ideales, anhelos, sueños, se postergan,
se agitan las humanas miserias,
la opulencia y la pobreza se acarician,
ni la niñez esta a salvo.

De pronto se oye un clamor lejano,
mezcla de lamento y llanto,
El timonel ordena bogad hermanos,
juntos todos hacia la esperanza.

Ahora es el momento, sin prisa y sin pausa,
músculo y mente al servicio de noble causa,
alivio en las almas, paz en los corazones,
amaina y se ilumina el horizonte.

Oportunidad única para encontrar el camino,
hermanados en singular ideal arremetamos,
abajo arcaicos prejuicios y sembrando con amor,
desembarcaremos en el mejor de los puertos.

lunes, diciembre 29, 2008

Ninguna flor

Ventanas de un edificio antiguo en Buenos Aires

Ventanas



Setenta balcones y ninguna flor

"Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor...
¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?

La piedra desnuda de tristeza agobia,
¡dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay ningún poeta lleno de ilusiones?

¿Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los rosales,
en los hierros negros abrirse un jazmín?

Si no aman las plantas no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá un clave...
¡Setenta balcones y ninguna flor!

Baldomero Fernández Moreno (Argentina, 1886-1950)

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